A finales del mes de febrero estuvimos en La Casa de Salvador, sin duda el mejor decorado y acogedor de los visitados hasta el momento. Jardines, parterres, arriates, plantas y animales, todo con un gusto exquisito donde se mezclan lo moderno y la tradición huertana en un crisol del que da pereza marcharse.
Buen ambiente, buen servicio y por supuesto, lo no menos importante tratándose de una arrocería, buena comida desde los entrantes al postre (por cierto, al gusto del chef, y qué buen gusto!) pasando por el arroz con bogavante que tomamos R., A. y yo y el de marisco que tomaron mis padres.
Tan rico estaba todo que no dio tiempo a fotografiarlo, gran fallo, lo sé. No volverá a ocurrir.
Sin duda, ¡volveremos!
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